En el sector de la nutrición y alimentación son muchas las dudas que pueden llegar a presentarse por falta de acceso a la información. En ese orden de ideas, bien sea en el momento en que se consulta por los precios de Herbalife o por las características en general de los productos de esta marca, los profesionales de Herbalife siempre están atentos a resolver este tipo de inquietudes que pueden surgir.
Una de las que se han vuelto más comunes en el último tiempo, tiene que ver con el consumo de productos lácteos, sus derivados, al tiempo que se pregunta por cuáles son las mejores condiciones para la incorporación de este tipo de productos en un plan de alimentación que se quiere hacer saludable y equilibrado.
En conclusión, sobre los lácteos y su consumo, con frecuencia las personas quieren saber en profundidad si son mejores los lácteos desnatados que los enteros, ya que se suele especular en exceso sobre cuál es la decisión más adecuada.
Finalmente, en años recientes se suele escuchar que los mejores lácteos son los desnatados por qué los lácteos enteros engordan, al tiempo que provocan enfermedades cardiovasculares como consecuencia de su cantidad de grasa. De todos modos, son cada vez más las investigaciones científicas que desmienten esta afirmación.
¿Por qué los lácteos enteros tienen mala fama nutricional?
En términos generales, se puede afirmar que por mucho tiempo los lácteos enteros han gozado de una forma no muy beneficioso para promover su consumo en la población. A grandes rasgos, las razones principales que se suelen plantear son:
- Calorías – Son productos que tienen una mayor cantidad de calorías en comparación con los desnatados, pues la grasa es uno de los macronutrientes que más calorías aporta al cuerpo. Ahora bien, en el caso de los lácteos, resulta muy sencillo eliminar la grasa, motivo por el que termina por ser lógico que entre menos calorías, menor es el riesgo de obesidad.
- Grasa saturada – Son reconocidas las grasas saturadas entre la población como un tipo de grasa mala que provoca enfermedades como la diabetes o de tipo cardiovascular. En ese sentido, su eliminación es una ventaja añadida.
Lo interesante de toda esta situación, es que si se elimina la grasa, también se elimina una buena parte de las vitaminas liposolubles A, D y E. Lo mismo ocurre con otros minerales. Por tanto, varios estudios se han desarrollado para comprobar si los lácteos enteros en verdad engordan o son una ayuda más para la salud.
Relación entre el peso y los lácteos
En una investigación que se publicó tiempo atrás en The American Journal of Nutrition, los científicos a cargo encontraron que las diferencias de peso entre las personas que consumen lácteos enteros y desnatados sí que dan pistas para aclarar esta situación.
En principio, los resultados enseñaron que el grupo de personas que más lácteos enteros consumida, lograba reducir en un 8% el riesgo de tener sobrepeso u obesidad. Asimismo, en este artículo se comprobó que un consumo alto de grasa que proviene de los lácteos se vincula con un riesgo menor de obesidad central y de riesgo cardiovascular.
Finalmente, cuando la ingesta de grasas que provienen de productos lácteos es más baja, las observaciones demostraron que el riesgo de obesidad central es mayor.
Vínculo entre la salud y los lácteos
Por lo general, las investigaciones científicas han identificado que no hay una diferencia considerable entre los lácteos desnatados o enteros. En ese mismo sentido, tampoco son mejores resultados si se toman enteros.
En realidad, en donde se suele hacer énfasis desde esta perspectiva científica, es que los lácteos enteros pueden ser una fuente o una excelente ayuda para el tratamiento de enfermedades como: síndrome metabólico, diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cáncer colorectal.
¿Promover consumo de lácteos enteros o desnatados en niños?
La respuesta a partir de cada uno de los datos que sean compartidos los párrafos anteriores, nos indica que es muy importante para los niños que consumen lácteos enteros, resaltando que en el caso de los lácteos desnatados, el proceso por el que pasan ocasiona que una porción importante de sus vitaminas y minerales se pierden.
Por otro lado, y a modo de explicación de este tipo de conclusión, en un estudio se incluyeron 2745 niños, entre los cuales las observaciones permitieron identificar que si se incluye leche entera, se puede asociar esto con una mayor concentración de vitamina D en la sangre, al tiempo que un menor índice de masa muscular.
Ahora bien, hay que ser muy claros en que estos lácteos enteros siempre deben ser sin ningún tipo de azúcar añadido, considerando que la oferta de productos que se suelen promocionar en el mercado pensados para una población infantil, por lo general se les añade cantidades increíbles de azúcar y conservantes, lo que termina por convertir este tipo de alimentos en algo contraproducente.
Conclusión sobre el consumo de lácteos enteros o desnatados
Como es costumbre en este tipo de situaciones, la recomendación principal es que cada caso debe ser personalizado, anotando que los lácteos no se pueden clasificar como la causa principal de sobrepeso u obesidad.
En aquellos casos en los que la leche entera sea muy pesada para el cuerpo, se puede elegir la leche semidesnatada, así que este tipo de decisiones se deben realizar con base en el sentido común, al menos en principio. Lo mismo aplica cuando se consumen varios vasos de leche durante el día.
Ahora bien, en otro tipo de situación, si lo que se quiere es cumplir con un plan de alimentación que sea bajo en grasas por ese motivo que sea, la realidad nos dice que lo más conveniente es dar prioridad a los lácteos desnatados. Igualmente, si se busca realizar deporte tras el consumo de este tipo de productos, los lácteos desnatados son de nuevo la alternativa que más vale la pena.
Finalmente, para facilitar la toma de decisiones sobre sí elegir los lácteos enteros o desnatados, se sugiere pensar en los conceptos claves que se plantean a continuación:
- No todas las grasas son malas – Es una de las ideas más extendidas en la sociedad y que más inconvenientes suele acarrear para la construcción de un plan de alimentación saludable. En realidad, hay que prestar mucha más atención a la procedencia de la grasa, ya que no se puede clasificar como malas Un ejemplo de ello son las grasas saturadas de la leche, ya que por sus características no van a contribuir a la obesidad, ni tampoco a desarrollar enfermedades cardiovasculares.
- Saciedad – Los lácteos enteros por su composición, efecto y propiedades, particularmente por la presencia de grasa, son un tipo de alimento que ayuda al cuerpo a estar más saciado en comparación con otras alternativas. De esta manera, puede ser una buena decisión para comer en menor cantidad durante el día.
- Cuidado con los azúcares y cereales refinados – Los lácteos desnatados en la mayor parte de los casos son más insípidos y tienen más sabor, motivo por el que los productores incorporen azúcares y cereales En conclusión, hay que ser mucho más cuidadosos con su selección.